A veces, no podemos luchar contra el sistema, un sistema que olvida a nuestros pequeños y pequeñas dulces. Esta desidia hace que los problemas carguen sobre las espaldas de las personas que conviven con la diabetes de sus hijos: padres, madres, profesores, médicos. Y mientras... nuestros niños y niñas siguen olvidados en el entorno escolar. Y, a veces, los problemas crecen... unos por otros... la casa sin barrer. Y mucha desesperanza alrededor.
Con mucha ternura para nuestros peques:
La osita Rosa Clavel
estaba cansada
por más que comía
patatas, verdura, o fiambre
ella siempre, siempre
tenía mucha hambre.
"¡Quiero comer, quiero comer!",
decía enfadada la osita Clavel
La osita Rosa Clavel
estaba cansada
bebía sin parar
vaso de agua, tras vaso
una y otra, y otra vez
pero por más que bebía
ella siempre tenía sed.
"¡Quiero beber, quiero beber !",
decía enfadada la osita Clavel.
La osita Rosa Clavel
hacía mucho pipí
se le escapaba de noche
y también,
cuando viajaba en el coche.
"¡Quiero pipí, quiero piṕí",
decía la osita
moviéndose así...
La mamá de la osita
la llevo a una doctora
"¿Qué le pasa a mi osita,
dígame señora?"
La doctora a la osita
le pidió un dedito
"Plim, plim"
le pinchó un poquito
y salió un numerito.
La osita tiene diabetes
dijeron todos los doctores.
"Hay que ir al hospital
para ponerle insulina
y ya verá, que su osita
se pondrá pronto divina".
La osita, muy pronto,
se puso contenta
ya no tenía hambre
ni estaba cansada
ni tenía sed.
Se puso muy guapa
muy fuerte y graciosa.
Se fue al colegio
llena de esperanzas
porque le esperaban
cosas muy hermosas
y grandes enseñanzas. (Pilar A.)
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