Dra. Isolina Riaño. Foto: La Nueva España |
Rápidamente quisimos saber qué tipo de magnífica profesional era capaz de hacer algo así... Cuando la conocimos ella nos insistió en que su capacidad de empatía, que es lo que resaltaban de su experiencia los medios de comunicación, no era lo más importante del asunto. Lo que ella en realidad quería hacer visible con esta experiencia, es lo difícil que resulta para un niño llevar un tratamiento consistente en constantes controles de glucosa, inyecciones de insulina y horarios controlados. Por supuesto, la doctora no se pinchaba insulina, pero intentó imitar en todo lo demás, la forma de vida de un niño con diabetes. El resultado y la conclusión de la doctora Riaño, es que tras experimentar en su propia carne esta situación, ahora clama más que nunca por los avances tecnológicos en el tratamiento de los niños, y por supuesto, para todos los pacientes con diabetes.
Esta heroína, que lo es para nosotras, es pediatra endocrina, ha sido responsable del Servicio de Pediatría del Hospital San Agustín hasta mayo del año pasado, y actualmente es especialista del AGC de Pediatría del Hospital Universitario Central de Asturias. Lo que persigue es garantizar el tratamiento de sus pacientes incluyendo la aplicación de las nuevas tecnologías para el control y el tratamiento de la Dm1.
En cuanto contactamos con ella, nos recibió amablemente en una entrevista inolvidable por el carisma que despedían todas y cada una de sus palabras. Supimos además, que coordina otras actividades como campamentos o talleres de tecnología aplicada a la diabetes infantil y juvenil, que cuenta con amplia experiencia en proyectos de voluntariado en África y que es vocal de la Comisión Asesora de Bioética del Principado de Asturias, miembro del Comité de Bioética de la Asociación Española de Pediatría y coordinadora del grupo de cooperación internacional de la Fundación Española de Pediatría.
Como podréis comprender teníamos que tener a la doctora Isolina Riaño en nuestro proyecto. Muchas gracias por colaborar con nosotros, doctora. Es un honor y un placer.
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