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jueves, 8 de febrero de 2018

¡No sin mi bolsa!

Ayer nació el tercer hijo de una mamá con diabetes tipo1 desde la infancia. Nos contaba su hermana que había parido agarrada a su bolsita rosa de mano que contenía su glucómetro, dos zumos, insulina y un par de sobres de azúcar. También nos comentó que algún insensato intentó convencerla para que subiera al potro sin su bolsita a lo que le espetó: "Señor, esto es mi vida, sin ello no subo".



Hace unos meses recogimos para el libro "El día que todo cambió" el testimonio de una mujer que había debutado también como tipo1 unos cuantos años antes. En un viaje a Londres la colocaron en la salida de emergencia y las azafatas le pidieron que dejara el bolso que contenía todo el material para controlar su diabetes. Ella dijo que no, que su bolso no se separaba de ella, que si querían que la cambiaran de asiento, pero el personal de la línea aérea insistía una y otra vez que no podía llevar el bolso encima, pero ella se negó alegando que quizá pudiera sobrevivir a una catástrofe aérea pero no sobreviría muchas horas sin su bolso.

Ahí queda eso...

Por cierto, nuestra más sincera enhorabuena para la mamá. Es todo un referente para nuestras hijas con diabetes.


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